Lámina Santo Tomás Apóstol

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Tomás fue uno de los 12 discípulos de Jesús.  Fue su fiel amigo y siempre estuvo dispuesto a seguirlo donde él fuera porque lo quería con todo el corazón. Como cualquier hombre, tenía defectos, su principal y más conocido error tiene relación con la desconfianza.

Tras la muerte de Jesús en la cruz, Tomás se alejó un poco del grupo de los apóstoles, estaba muy triste y desganado por haber perdido a su amigo y quería estar solo.  No se imaginaba que un día Jesús volvería a visitarlos para demostrarles que existe la vida eterna, y contarles que ya se había encontrado con Dios en lo alto del cielo.  Fue por eso que el día en que Jesús se apareció frente a todos, Tomás no estaba, y no pudo verlo.

Los apóstoles muy felices y entusiasmados buscaron a Tomás para contarles lo que habían visto.  Santo Tomás desconfió de lo que le decían y no no les creyó.  Dijo que tenía que “ver para creer”, y que si no lo veía con sus propios ojos, no sería capaz de creerles que Jesús había venido a visitarlos.

Un día, estando Tomás presente, Jesús volvió a aparecerse frente a los discípulos por segunda vez.  Jesús lo llamó, y el apóstol fijó la vista en las manos y costado de Jesús, de ellas salía una luz muy bonita que brillaba tanto como el sol.  Tomás sintió una necesidad de acercarse y abrazar a su amigo, tocar sus manos y su costado, para estar seguro que lo que veía no fuera un sueño.  ¡Era cierto!  Su amigo, estaba en la tierra con ellos.

Aunque Santo Tomás fue envuelto por la duda, Jesús trata de enseñarnos e invitarnos a creer en él con una fe a ciegas, bendiciendo a los que no necesitan ver para creer. “Dichosos serán los que crean sin ver”

 

Festividad: 3 de Julio

Patronazgo: Jueces, Arquitectos y Teólogos

Frase Célebre: “Señor mío, y Dios mío”