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Lámina San Agustin de Hipona

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San Agustín era un joven intelectual y filósofo, que no practicaba y creía en ninguna religión al igual que su papá.  Por otro lado su mamá (conocida como Santa Mónica), tenía mucha fe en Dios, por lo que se esforzaba por enseñarle oraciones, y todos los días, le pedía al Señor que por favor su hijo se convirtiera a la fe católica.

Parece que tantos rezos de Mónica dieron frutos, y Dios logró entrar al corazón de su hijo.  Todo fue un día en que el joven Agustín estaba pasando la tarde en el jardín.  Mientras descansaba, escuchó la voz de un niño decir “Toma y lee, toma y lee”.  Sin saber porque, se puso de pie y tomó la biblia que tenía a un lado, abrió una página al azar, y se encontró con una escritura que le tocó el corazón y lo hizo convertirse a la religión católica sin pensarlo.  Aunque ya era un adulto de 33 años, decidió recibir el primer sacramento y fue bautizado.

Con el paso de los años, fue recibiendo cada uno de los sacramentos, hasta convertirse en sacerdote y ofrecer su vida a Cristo. Organizó una casa en la que había que cumplir una serie de reglas que estaban basadas en la sencillez.  Cualquiera que quisiera vivir bajo ese reglamento, podía entrar a vivir en esta casa, más conocida como el monasterio de los Agustinos.

¡Quien iba a pensar que este joven que no creía, terminaría siendo sacerdote de la Iglesia, y que luego se convertiría en Obispo!  Sin duda, fue un gran aporte, enseñando a ayudar al más pobre y vestir a los que no tenían ropa, escribiendo muchas reflexiones y libros que sirvieron de ejemplo para otros.

La vida de este santo nos enseña que cualquier pecador que se equivoca y se arrepiente de corazón, será recibido por Dios con los brazos abiertos.

 

Doctor de la Iglesia y Patrono de los que buscan a Dios.

Festividad: 28 de Agosto

Frase Célebre: “Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte”